Durante una semana de proyectos que realizamos en mi centro, decidí que íbamos a trabajar los tópicos sobre Andalucía. El proyecto se centró en torno a lo que aparecía en el motor de búsqueda de Google cuando se ponía los andaluces son.
Desde aquel proyecto han pasado 5 años, y sigo escuchando los mismos insultos año tras año: paniaguados, tontos, incultos, vagos.. Sinceramente, me duele mucho que esto siga sucediendo.
Todos los años salgo fuera a diversas formaciones, propias o ajenas. Siempre hay alguién que me indica y recuerda, lo graciosos que son los andaluces, lo ruidosos que somos, o que en PISA vamos a la cola. Siempre intento ser educado, no entro al trapo. Pero estoy un poco harto.
Harto, por tener que luchar contra la retahíla de tópicos. Harto de que los políticos usen ese tópico, como justificación de nuestra pobreza material, o que haya personas que lo usen como broma, y que luego aleguen que si tenemos tanto sentido del humor deberíamos entenderlo. Harto de que personajes como Cayetano Martínez o un guionista de TV, se mofen de nosotros
Me duele tener que justificar continuamente mi acento; recurrir al recuerdo de la gramática de Nebrija, a Velázquez, a Góngora, a Lorca, o a María Zambrano; nuestros premios Nobel; o la enorme cantidad de logros e hitos que, como Andalucía, cualquier comunidad autónoma podría alegar y demostrar.
Me duele especialmente por mi alumnado. Una de mis máximas preocupaciones como docente es que no interioricen esos mensajes, al igual que me preocupo por que no interioricen los mensajes en los que se defiende que los inmigrantes son una amenaza; que las mujeres son ciudadanos de segunda; o que los vascos y catalanes son de un modo u otro. Las generalizaciones solo sirven para hacer daño, y autoconvencerse de que la culpa es del Otro.
No me gustan las banderas, las patrias, los himnos. No me gustan las defensas a ultranza de los nacionalismos y los regionalismos. La Andalucía que reconozco, es la que narró Miguel Hernández en Andaluces de Jaén.
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Así pues, que hable de nosotros nuestro trabajo día a día. No necesitamos que nos juzguen continuamente.
Como muestra de este trabajo, quiero nombrar el EABE. Un encuentro educativo horizontal, que no busca el beneficio, ni la certificación. Se organiza con la buena voluntad de docentes de toda Andalucía, y lleva 10 años haciéndose de este modo. Es tan andaluz, que su primer gran salto ha seguido los pasos de la Historia, se ha ido camino de Latinoamérica.
Muy buena reflexión. Soy profesor y aunque ni mi familia ni yo somos andaluces he vivido en San Pedro de Alcántara (Málaga) 11 años.
Por cierto, muy interesante su blog. A mí también me interesa mucho la gamificación.
Un saludo, Javier Torres
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Gracias Javier. Un placer que te pases por aquí. Si. Me gusta mucho la gamificación y el juego.
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